Memoria del pasado. Paisajes de la ría de Bilbao

5 enero 2010

Bilbao. Una ciudad que su sola mención era indicio hace 40 años de suciedad, cielo sucio, calles sucias, clima sucio y ría sucia.  Yo la recuerdo en blanco y negro cuando de niña acudía de visita circunstancial. Vagos recuerdos infantiles. Todo oscuro. Entonces, en aquellos años finales del franquismo, la hermana díscola y fea de las vascongadas. Siempre en permanente conflicto.



Hoy, tras duros mazazos, inacabables luchas sindicales, reconversiones, planes urbanísticos que trajo consigo la democracia, resurge de ese olvido y florece entre las ruinas. Hoy reclamo turístico, agradan sus paseos por la villa, sus fachadas rejuvenecidas, lugares que pasaron inadvertidos hoy son venerados, arquitectónicamente sus nuevos edificios son símbolo de cambio, su potencialidad cultural, en fin, una ciudad “viva” y que deja vivir.


Yo no quiero que queden en el olvido los paisajes de una industria floreciente venida a menos.



Paisajes de industria  que dio trabajo a muchos, muchos de la tierra y otros venidos como inmigrantes de tierras más al interior.



Paisajes de una industria floreciente que enriqueció a unos pocos y contados y que seguramente siguen ocupando sus parcelas de poder.

Paisajes que distinguen dos márgenes en la ría de Bilbao, la izquierda más proletaria y la derecha más burguesa.






Paisajes que han desaparecido o que les quedan los días contados, como las instalaciones de la Sefanitro, ese gigante industrial instalado en el barrio de Lutxana, Barakaldo donde las chimeneas han imperado durante décadas. Esta empresa que fue declarada de “interés nacional” por el gobierno franquista de 1941 para fabricar abonos fertilizantes y que tras su cierre, quedará en la memoria fotográfica de los archivos de las instituciones, a pesar de no conservarse nada como patrimonio industrial. Fue un referente en la arquitectura de la época.



Paisajes que tienen algo especial que nos ha acompañado en nuestro camino en el tiempo y en el espacio y que son y han sido chispa de creatividad de muchos artistas. Como las instalaciones de los Altos Hornos de Vizcaya, hoy convertidas en una miniacería. Nada que ver con la visión de aquella nube blanca de vapor de las coladas de los antiguos hornos que se veía desde la lejanía, desde la otra margen, la derecha.






Paisajes que comparto para el recuerdo.



Comentarios

  1. Tengo muchas ganas de volver a Bilbao...a lo mejor voy este año.
    No sé si te comenté que el amigo que vivia llí falleció este verano en un accidente de moto. Probablemente le hagan un homenaje durante este año y como pueda, voy...

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